El contador Álvaro Gabas, como director del Centro de Estudio de Desarrollo Macroeconómico (CEDMA), señaló que “de acuerdo al último balance al 31 de diciembre de 2024, la empresa estatal ENERSA presentó un resultado positivo superior a los $42.000 millones”.
Además, abonó cerca de $15.000 millones en concepto de Impuesto a las Ganancias. Sin embargo, observó, “estos números auspiciosos esconden una realidad preocupante: el superávit de la empresa se construyó sobre el esfuerzo y el sacrificio de los entrerrianos”.
El ex funcionario señaló que “una empresa pública no puede operar bajo la misma lógica que una privada. Su razón de ser no es la rentabilidad financiera, sino la mejora de la calidad de vida de la población”. En ese marco, “el Estado debe tener un rol activo en la protección y promoción del bienestar económico y social, especialmente en momentos de crisis como el actual”.
Gabas señaló que “el incremento de tarifas eléctricas en más de un 393% durante el último año afectó de manera directa a hogares, comercios, pymes e industrias de la provincia. El resultado es una fuerte regresividad distributiva: mientras las familias ajustan sus consumos y los sectores productivos enfrentan mayores costos, ENERSA acumula excedentes financieros”.
El contador de CEDMA afirma también que “este escenario se agrava aún más por la ausencia de un plan de inversiones concreto por parte de la empresa. No existen propuestas visibles que apunten a mejorar la infraestructura energética, ampliar la cobertura, incorporar energías renovables o avanzar en la autosuficiencia energética de Entre Ríos”.
A ese marco, agrega que “tampoco se advierte una articulación estratégica con el sector productivo para reducir costos, fomentar el desarrollo o garantizar previsibilidad tarifaria” y suma “un dato alarmante: ENERSA posee inversiones financieras por $34.000 millones, recursos inmovilizados que no contribuyen en absoluto a la economía real de la provincia. Lejos de reinvertirse en obras, tecnología o programas de apoyo a sectores vulnerables, esos fondos permanecen ociosos”.
En definitiva, concluye Gabas, “el superávit de ENERSA no es motivo de celebración. Es la expresión de un modelo desequilibrado, donde una empresa estatal se fortalece financieramente a costa de debilitar a la sociedad que debería proteger. Urge repensar el rol de ENERSA: no como una financiera encubierta, sino como un instrumento estratégico del desarrollo económico y social de Entre Ríos”.